La
espera se lleva tu vida pero sabemos que es necesaria. La paciencia va de la
mano con la perseverancia, aunque el cansancio se note y te agobie el alma.
Todo
lleva su tiempo y pese a las broncas rutinarias de aguardar que la suerte
golpee nuestra puerta solo hay una cosa por hacer y es movernos sin prisa ni
pausa.
Nosotros
somos los únicos capaces de saber cuando ir a la montaña sin embargo es crucial
recorrer el camino con armonía y confianza.
Es
indispensable para no ahogarse en la espera reconocer los logros en cada minuto
vivido, es indispensable viajar sin el peso de una mochila añeja por el trajín
cotidiano.
La
espera se hace larga, los días no alcanzan y el tiempo nunca para; que gran
problema para los otros que aguardan la llegada.
Recorrer
el sendero, disfrutar de los pasos dados con firmeza y calma. La seguridad en
nuestros actos se lleva bien con la perseverancia.
Por
Mariana Burgio
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