martes, 4 de octubre de 2011

El artista que no pudo parar el tiempo

El hombre de las mil caras se aburría de sí mismo. Desdoblaba su personalidad para enredar al espectador con la confusión y la sorpresa. El hombre de los mil pensamientos por minuto era un declarado perezoso, que encargaba a otros la ejecución de sus ideas.
El hombre que inventó mil y un juegos, y los colocó en museos, se ha resistido durante años a las lecturas más convencionales de la lógica que tratan de resumir y exprimir una obra sin clasificaciones. Alighiero Boetti (Turín, 1940-Roma, 1994), fue un escurridizo artista que heredó las experiencias de Marcel Duchamp, que pintó dos bigotes a la reproducción de una serigrafía de Jackie Kennedy hecha por Warhol, que inventó una lámpara que se enciende durante 11 segundos una vez al año y que nadie ha conseguido estar presente ante ese instante azaroso.
No, nadie ha conseguido ver nunca si Lampada annuale (Lámpara anual) se enciende o realmente es un invento, pero parece ser que sí se enciende.
Alighiero Boetti marcó un estilo de trabajo diferente, propio e innombrable, desarrollando una obra impredecible, imaginativa, lúdica, lúcida y poética, que abarcaba el dibujo, la pintura y la escultura, pero también las postales, y los mencionados tejidos. Y dejó que el azar hiciera el resto.
Se obsesionó por el paso del tiempo y el juego, arrancaba las hojas de los calendarios y mandaba la felicitación del año a sus amigos de esta manera. Boetti, el artista de los mil trucos que no pudo parar el tiempo. Fijó en tela su fallecimiento: el 11 de julio de 2023, pero no llegó para verlo.

Ivonne Guevara

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