martes, 27 de diciembre de 2011

Carta dedicada a quien me enseño a soñar

 Las ganas de decirte gracias, los sueños de elefantes, la música me salva y tu magia me cambia.
En un laberinto de historias artificiales me pierdo y me encuentro, trato de  salir y me vuelvo a enredar.
Dicen por ahí que lo bueno es normal, que lo malo y oscuro anormal; Yo no les creo nada!

Si logro con confianza las hazañas de la vida será porque te cruzaste en mi camino y entre melodía y melodía me cantaste cuentos de soles, lunas y estrellas, cuentos de hadas y duendes en un mundo donde es posible ser feliz siendo diferente.
Eternas gracias amigo mío por las aventuras locas de pequeños viajes de egresados, por los recitales alocados en los puntos más perdidos de nuestro pueblo, por la amistad sincera de quienes te rodean y de quienes me rodean.
Me has enseñado tanto amigo que por momentos me olvido, pido disculpas si me alejo, es que a veces no comprendo la magnitud de tu éxito.


Por Mariana Burgio

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