martes, 2 de agosto de 2011

Más que corazones rotos


No es una historia de desamor. Blue Valentine (una historia de amor) es más que nada una historia de vidas. El deterioro de una pareja que trata de salvarse. En realidad es él, el actor Ryan Gosling en la piel de Dean, quién se esfuerza  minuto a minuto por recuperar la armonía de su hogar y hacer reír cada día a su hija de seis años.
Sin embargo Cindy (Michelle Williams, ganadora del Oscar a mejor actriz por este film), ya no tiene las ganas ni el entusiasmo de cuando se conocieron. Esos días de locura, espontaneidad y risas a flor de piel habían quedado lejos, y las fuerzas para superar los momentos de oscuridad también. Ha perdido el interés por su marido. Pero Dean, en un intento de salvar la relación, propone pasar la noche en un hotel temático, ella acepta sin ganas y eligen la llamada "habitación del futuro", desde donde volverán a ver cómo se conocieron, cómo se va forjando su amor y cómo irremediablemente empiezan a deteriorarse, demostrando que las relaciones más esperanzadoras pueden llegar a hundirse y marcar la vida de las personas y que éstas no vuelvan a ser las mismas. Allí, gracias al trabajo del director de fotografía Andrij Parekh, la falta de circulación de aire, la asfixia del amor entre Dean y Cindy, se traduce en unas imágenes tan extrañas como bellas.
Amor incondicional y cariño inmenso por un lado. El rechazo ya desmedido por el otro. Una puja que emociona a lo largo de 112 minutos.
Dirigida y escrita por Derek Cianfrance, las escenas deambulan entre recuerdos y realidad. Un duelo compartido que justifica con creces la suspensión de la lógica cronológica. Una historia que deja reflexionando sobre el amor y lo que la falta de él puede provocar con los años.
Por Ivonne Guevara

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nudos