jueves, 14 de julio de 2011

A Iruya

Desde Humahuaca nos habían prometido un viaje corto, que luego no fue así. Intercalando sueños y cansancio, entre montañas viajamos sobre las nubes. Luego por un sendero delicadamente fino llegamos. Iruya abría sus brazos entre las montañas de la forma en que una persona lo hace para cambiar nuestras vidas para siempre. Y bien podríamos usar ese recurso y personificarla. Ella es una dama hermosa, los colores de su vestimenta natural brillan y enamoran rápido. Realmente sentarse y observarla es tan encantador como hipnótico…

Cualquier persona que ame los colores debe pasar por Iruya...


Por Karina Crulcich (texto, fotos y dibujo)

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