martes, 24 de mayo de 2011

Sobrevivir siendo jazz en Argentina

Saber que el apogeo del jazz fue quedando a un lado por la llegada de la música pop, llamada "música joven" en los años 50 no resulta raro. La historia se repite hasta hoy. Tanto en aquella época como en ésta la Argentina estaba más sensible a las influencias norteamericanas y de repente, después de su arribo en los años 20, el jazz moderno comenzó a resultar muy abarcativo y cerebral. Fue entonces que una nueva variante se hizo oir: el "hot jazz", que otra vez fue quedando de lado hacia los 70 con la revolución del rock nacional. Pero, gracias a su capacidad de reconversión, este género vio la posibilidad de sumar público si se aliaba con la nueva movida musical, sin dejar de lado sus atributos principales, claro. Así comienzan las "fusiones", con el jazz-rock.

El Latin-jazz vino unos 10 años después. Es innegable que el público de nuestro país aprobó esta nueva versión que era eufórica, festiva, transparente, excitante y contagiosa.

Pasada la gran crisis de la industria musical argentina, los artistas quisieron volver a sus géneros, pero la cultura de los afroamericanos había cambiado a una velocidad que a los nostálgicos del jazz y del blues les costaba aceptar. Pero fue saliendo a flote y ramificándose hasta que a fines de los 90 logró insertarse en la agenda de los medios.



Por Ivonne Guevara



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