Tirado en la carpa sintió el ruidito del agua contra la tela. Una música particular, un ritmo particular. Libro en mano, miró el reloj…eran como las cuatro de la tarde. De afuera, entraba un poquito de luz. Bostezó, pero no se quiso dormir. Agarró el libro y se dejó llevar, pensando que a esa misma hora otro mes de año se encontraría sumergido en su rutina diaria de 9 horas de oficina respirando aire acondicionado. Ahí el olorcito a tierra mojada, él, su libro y el sonido de la lluvia. Lejos muy lejos de su vida, decidió no despertar a su amigo de viaje…por un instante sintió los pies mojados, pero no se preocupó. No era un oficinista, ni siquiera era un hombre…era sólo un ser humano, un alma que por la noche se divertía viendo luciérnagas. Estiró los pies para sentirlos más mojados, la carpa no era de lo mejor. Allí se encontró a sí mismo. Se estiró y sin querer tocó el viejo walkman, prendió la radio (lo único que andaba de ese aparato) y escuchó un tema, subió el volumen…y sonrió.
Por Karina Crulcich
hey amiguet...... buena tu escritura.... describiste justo un momento en mis vacaiones en el norte, q no hace falta q le ponga NOA como todos los pelotuditos q van y publican su foto como "YO EN EL NOA" porq esta mas q claro q norte hay uno solo y es argentino...... yo no soy oficinista pero a veces asi me siento........
ResponderEliminarlov u
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ResponderEliminarEa mari gracias por pasar!!!! que bueno que te gusto! aguante el norte y sus experiencias con la naturaleza, la paz y la gente linda!
ResponderEliminarOk me gusta mucho esto amiga
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