“Queremos hacer una banda de discapacitados”. Con esa propuesta llegaron Ivan, Koen y Jan al departamento de Dries, un escritor de renombre. El nuevo batero aceptó los palillos, considerando al proyecto como un experimento interesante para una posible nueva novela.
Un cantante psicótico que por momentos vivía de cabeza (literalmente), un bajista con su brazo totalmente entumecido y un guitarrista sordo con una difícil vida familiar tenían como única meta tocar en un festival de rock local. Mongoloide, una sola canción. Dries toma la baqueta para darle (imperfecto) ritmo al conjunto y a la vida de sus integrantes, y se sumerge en un mundo en el que, si bien pareciera ser extraño para él, sabe moverse con mucha facilidad.
El director belga Koen Mortier le da dinamismo a una historia bizarra repleta de locura, sexo, drogas, violencia y rock. Si bien las historias que narra se ven sumamente irreales y burdas, el escenario no le será tan increíble a los que frencuentan los recitales y ensayos del rock under más crudo.
Por Emanuel Villalba
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