Para mi rock quiero un Coliseo, como el de la ciudad de Roma, ese que es un anfiteatro de la época del Imperio del Siglo I, aquel monumento más famoso de la antigüedad clásica.
Mi rock necesita un lugar de esa magnitud, como el Colosseum, llamado así por el Coloso de Nerón, una estatua ubicada junto a él, no conservada actualmente; un lugar tan grande que posea un aforo para 50.000 amantes de la buena música, con ochenta filas de grada.
Que bueno seria que además de ver sobre la arena peleas de gladiadores, cazas de animales, ejecuciones, recreaciones de famosas batallas y obras de teatro, se viera y se escuchara el sonido de una batería, una guitarra o de un bajo.
Que lindo seria para mi rock un lugar con una actividad de 500 años, en donde, todavía en el 2010 la gente sigue yendo y admira cada ladrillo, cada milímetro de semejante edificio.
Y si mi rock no tiene un Coliseo, no me importará; yo le daré mi ciudad, lo iluminare con las estrellas y la luna será su reflector, el escenario, mi tierra y el público, mi corazón.
Por Mariana Burgio
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