miércoles, 8 de diciembre de 2010

Los Violadores Mecánicos

El grupo pionero del punk argentino Los Violadores tienen entre sus hits más preciados y coreados una canción que guarda directa relación con el libro, después película, La Naranja Mecánica. Editado en el segundo álbum de la banda, Y ahora que pasa, eh?, el tema en cuestión es Uno, dos, ultraviolento. Si bien, la historia que allí se canta en primera persona es la del personaje principal de dicho libro, la gran particularidad está dada en palabras específicas que fueron extraídas del diccionario Nadsat, el idioma que Anthony Burgess (autor de La Naranja Mecánica) inventó para su relato.

Debajo, el tema original con las palabras en Nadsat y al lado la traducción al Castellano:

UNO, DOS, ULTRAVIOLENTO

Tema original

Uno, dos ultraviolento.
Uno, dos ultraviolento.
Uno, dos ultraviolento.
Uno, dos ultraviolento.

Varias débochcas caminan por ahí
mueven sus scharros con frenesí
los málchicos de cuero nos queremos divertir
con mis drugos al ataque vamos a ir.

Y ahora qué pasa, eh?
Y ahora qué pasa, eh?
Y ahora qué pasa, pasa:
Uno, dos ultraviolento.

Sin militsos en la esquina es más fácil para mí
el drencrom en la golová me hace decidir
la de grudos más bolches la quiero para mí
crobo rojo entre sus lapas les haremos salir.

Y ahora qué pasa, eh?
Nos quieren transformar, no lo lograrán
no lo lograrán. No, no lo lograrán.
No, no.


Interpertación

Uno, dos ultraviolento.
Uno, dos ultraviolento.
Uno, dos ultraviolento.
Uno, dos ultraviolento.

Varias muchachas caminan por ahí
mueven sus nalgas con frenesí
los muchachos de cuero nos queremos divertir
con mis amigos al ataque vamos a ir.

Y ahora qué pasa, eh?
Y ahora qué pasa, eh?
Y ahora qué pasa, pasa:
Uno, dos ultraviolento.

Sin policías en la esquina es más fácil para mí
el droga en la cabeza me hace decidir
la de pechos más grandes la quiero para mí
sangre rojo entre sus patas les haremos salir.

Y ahora qué pasa, eh?
Nos quieren transformar, no lo lograrán
no lo lograrán. No, no lo lograrán.
No, no.




 


Por David Rodriguez

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