Hace un par de noches me senté en uno de esos bares que cercan la placita Serrano y me topé con la inspiración, como pasa a menudo en las plazas y siempre en las noches. Pero no con mi inspiración, sino con la de Diego Arbit.
Este escritor y artista independiente dejó sobre mi mesa, como ocurre cada día con otras mesas, libros, CDs y postales. Su arte de vivir y de hacer conocer lo que hace. El que me llamó la atención y del cual voy a escribir es “Empiezo a caminar en círculos”. No quiero pensar que me atrajo este por haber encontrado en su título algún punto de identificación conmigo, de todas formas no viene al caso.
Es cierto que al comienzo no fue nada fácil de leer. En la primera página, cuando leí rojo y verde, me costó entender a que se refería. Cuando comprendí, en la tercera página, ya estaba encantada. Tenía sentido seguir leyendo a alguien que utilizara este tipo de recurso y que, además, estaba presentando a su alter-ego (según el prólogo).
Un poco de realidad, otro poco seguramente de ficción y algo de sueños. Todo, en conjunto, detalla la cotidianeidad de las calles, la gente, los diálogos y pensamientos, alegrías y odios que Diego frecuenta. Reconozco que por momentos me irritaron un poco algunas situaciones o palabras leídas, pero como su juego con el ánimo ajeno es casi perfecto, cerca del límite de la intolerancia me encaminaba otra vez por la estabilidad emocional.
Difícil de resumir, difícil de describir, yo también empiezo a caminar en círculos y me dirijo al centro del relato dejando de lado todo lo demás. No me importa en que parada tengo que apretar el timbre para bajarme del cole y llegar a destino. No hay destino. Hay círculos de Diego, que es “todo ojos mirando”.
INDEPENDIENTE
Arbit no es solo un escritor. Recorre con el alma abierta las ramas del arte. Para que no se pierdan nada les dejamos esta información como Bonus Track.
Ivonne Guevara
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