miércoles, 25 de agosto de 2010

That´s the Way (esa es la canción de Zeppelin que escuché cuando escribí esto)

Una mañana despertamos y nos damos cuenta que esa frase hecha que anuncia que hoy será el primer día del resto de nuestras vidas es tan cierta que asusta. Somos seres finitos que irrumpimos en la Tierra para cumplir una misión. Algunos la cumplen y otros no la conocen hasta el día final. Sin duda, y aunque la personalidad y el orgullo no permite registrarlo, somos en parte lo que los demás quieren de nosotros, y lo que el tiempo y las circunstancias nos permiten ser. Primaria, secundaria, facultad, una casa y un anillo....
Quizás lo elemental de la vida sea sencillamente no pensar en eso. Lejos de creer que somos lo que podemos, lo inquietante e interesante sería ver muy debajo de la piel. Los recuerdos, la memoria, las rutas, la música, los soles, la arena pisada, los abrazos, la risa, los libros. ¿Para qué sirvió la escuela? ¿Para qué sirvieron los consejos? ¿Para qué sirvieron los cuestionamientos? ¿La filosofía? El secreto de toda esta conspiración llamada vida está en el momento en que aprendemos a respirar. Todo lo previo fue una charla de café.

Por Karina Crulcich

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