jueves, 19 de enero de 2012

El artista del mar

Era muy común verlo sentado frente al mar dibujando lo que la playa le ofrecía a sus ojos color marrón. También era algo habitual verlo tirado entre los pastizales de Camet intentando copiar algún que otro instrumento de campo allí perdido entre el verde. Juan Carlos Castagnino es un artista argentino renombrado que marcó con su simpleza de trazos al dibujo y a la pintura local.
Nació el 18 de noviembre de 1908 en el pueblo de Camet, cercano a Mar del Plata. Su padre Cecilio se dedicaba a la herrería (de sus creaciones salieron varios de los dibujos de Juan).  Luego de algunos años, y de un paso por la Ciudad “Feliz”, Castagnino se muda a Buenos Aires, donde empieza a estudiar arquitectura y termina ingresando a la Escuela Superior de Bellas Artes.  En el año 1933 realiza junto a Antonio Berni y Spilimbergo  el mural “Ejercicio Plastico” en la quinta de Botana de Don Torcuato.  Seis años después viaja a Europa, algo que también alimentará su alma y su forma de crear, allí visita los talleres de Matisse, Dufy y Derain, pero es repatriado al comenzar la guerra.
Al llegar a Argentina, se casa con Nina, su compañera de toda la vida. Finalmente se recibe de Arquitecto un año después. Desde 1943 comienza a mostrar sus obras en gran cantidad de muestras propias y continúa realizando murales junto a grandes artistas del país. Más tarde viaja a China y funda la Escuela de Arte Popular del Oeste.
Una de las cosas que más marcó su vida fue un problema de salud que le impidió seguir trabajando con óleo, pero superó eso comenzando a elaborar obras con acrílico.

Castagnino siempre representó la belleza del mundo, las cositas que se le pasan al ojo humano en su rutina devastadora, pero también ligó su arte a cuestiones sociales que fueron transcurriendo en sus años de vida. Su obra es genial, los trazos simples se unen formando figuras increíbles…hombres de rasgos fuertes, mujeres con gestos y miradas inolvidables. Fue el encargado de ilustrar una de las versiones del Martín Fierro que se destaca entre el resto por la firmeza y la representación increíble de las palabras de Hernández en sus dibujos y pinturas. Un creador, un genio…alguien para ver y volver a descubrir con cada mirada.


Por Karina Crulcich

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