martes, 9 de agosto de 2011

La Vida es Bella


En una tierra donde la locura convertida en ambición contagia las mentes de la mediocridad, un padre busca por todos los medios posibles, tales como el humor y la distracción lúdica, proteger la inocencia de su amado hijo.

El director italiano Roberto Begnini ha retratado en la pantalla grande allá por 1997 una historia ejemplar de amor y ganas de vivir a pesar de los inconvenientes, gracias a su título La Vida es bella.

Poco antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial una familia italiana judía es deportada a la Alemania nazi, para terminar en los campos de concentración. Sin embargo, a pesar de lo angustioso y desesperante de la realidad, Guido (Roberto Begnini) logra rescatar a su hijo Josué de tanto horror, haciéndole creer que todo es un juego para que él nunca se entere de la cruda verdad a tan temprana edad.

En el film existe un claro mensaje: no importa el Qué, lo único que vale la pena es el Cómo. Es decir, para qué detenerse a pensar en lo Que está pasando y dejarnos llevar por pensamientos suicidas, siendo que las cosas tienen valor según Cómo se acepten. Alguien me dijo alguna vez que los problemas deben llevarse en el corazón y con holgura sacando pecho siempre que la ocasión lo requiera y no acumularlos para engrosar la mochila que arquea nuestra espalda.

Porque vivir es sufrir, pero así y todo vaya que la vida es bella.

Por David Rodriguez

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