viernes, 1 de julio de 2011

Consumido


Por alguna de esas razones irrazonables y sin sentido, o tal vez con todo ello, pero sin poder comprenderlo, hoy me senté a escuchar una voz que hacía rato no sonaba en mi habitación. Palabras que se deslizaban como rasgadas desde el fondo de una garganta ajada y machacada por una vida sin frenos. De la misma manera, la guitarra parecía hacer un ídem de él.

Sin embargo, al cabo de unos instantes volví en mi cabeza una noche atrás y caí que no era casualidad estar oyendo a ese ícono musical. Pues, pisciano, como yo, y marcado con la tela del desvarío emocional, la melancolía y el suicidio en la frente, él decidió por él, después de perderle el rastro a la motivación.

Parece imposible creer que una persona, y aquí hablo de cualquier tipo de persona, pueda extraviarle tan abruptamente el sentido a seguir respirando. Que sin olvidarse de los momentos felices, deje invadir sus pensamientos por las mierdas consumidas. Que a pesar de tener todavía una mujer fiel a su lado e hijos que llorarán incurables heridas al despedir a su héroe terrenal, nadie tenga el mensaje indicado para desactivar una bomba a punto de estallar.

Al terminar la canción de aquel gran intérprete, al menos para mí, mis ojos se crisparon con ganas de llorar al recordar a quien lo hizo y por no saber ayudar a quien lo está por hacer.
Por David Rodriguez 

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