viernes, 24 de junio de 2011

Los textos del Indio Solari

Imposible es para el más arduo lector comprender cada una de las letras de los Redondos. Alguien podrá asegurar que las comprende todas, pero otro con la misma seguridad lo convencerá de que no entendió nada. Sus metáforas herméticas, su jerga única e indescifrable, son armas imposibles de vencer. Dicen que un texto tiene tres significados posibles, el que le da el escritor, el propio del texto y el que le asigna el receptor. En este caso, el receptor suele perderse en una nebulosa, el escrito nada deja en claro y el artista decide esconderse de las explicaciones.

Estamos parados en un mundo en el que la comunicación parece ser algo más que simple, el centro de las actividades de la humanidad. El mundo “nos comunica” a todos con los medios masivos de comunicación y las posibilidades concretas de enviar y recibir un mensaje de Japón a Brasil en menos de un minuto a través de distintas vías. Patricio Rey y sus redonditos de ricota se cagó en todos, y en tiempos de mensajes simples se las ingenió para crear un producto incodificable para la mayoría.

Y no todo quedó en simples versos de canción. El Indio Solari también dio vida a diversos textos con el mismo vicio complejo. A continuación, “El Beso de Pan Rayado”, una de sus obras:

http://saltarycomenzar.blogspot.com/2010/12/presentacion.html
El beso de Pan rayado 


Allí estás, querido Panrayado, con las papeletas de la cana. Todo encima, con cara de liebre muerta. Midiendo la calidad de tu revolver. Amenazando al cajero. Tartamudeando sin poder decirle qué hacer. La nuca del "vigi" le justifica el sueldo ¿qué tal un cohetazo en el culo? 
Los clientes están con la cara pegada al suelo y Panrayado los atiende con el corazón hecho una piedra mientras escucha risas en el taller del diablo. Panrayado, el chico de los astilleros, está por vengar sus sueños. Bailar como un pato mareado en una merienda de lobos. Bailar con hueco en el lugar del corazón. Con la angustia más primitiva. 
Zumban las primeras moscas. Una voz de megáfono grita que estás perdido. Ese pelituco picotibio, puto como un sol, es el secretario del juzgado. tiene la piel tostada y es muy joven. 
¿Un último pico para la relamida? 
¿Podrás negociar con rehenes recién chutado? 
El pelituco te mira las marcas de los brazos mientras su mambo te aprieta con severidad. Hace un discurso exhibicionista en el que baraja los minutos. 
-"Pibe... la manteca ya no está los Bancos".- Y sigue haciendo tiempo y te relame con palabras y sobre todo te promete que va a soplar la brasa ahí afuera para que no te apaguen los federicos. 
Panrayado baja el "seis luces" (un "perro" viejo y con el número mal limado). Imposible mayor desnudez. Mientras tanto la calles es una bolsa de ratas. 
-"A un perro selo cura como se cura a un perro"- dice el himno de Tangópolis. Robar la vida es el robo final. Unos guiños traidores te anuncian que la bella señora te espera en un baldío. Te espera el beso de Panrayado. El beso de todos nosotros. 

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