Focus fue, principalmente en la década de los 70, uno de los máximos exponentes del rock holandés, que hasta ese entonces no había dado demasiadas señales en nuestro continente. El cuarteto formado por el tecladista y flautista Thijs van Leer, el guitarrista Jan Akkerman, el bajista Martin Dresden, y el baterista Hans Cleuver daban un salto importante hacia América en octubre de 1971 con este disco.
Algunos prejuiciosos creyeron estar en presencia de una simple copia de Jethro Tull (en aquél entonces ya consolidado en el mundo del rock) por la presencia de la flauta traversa a manos de Van Leer. Nada más lejos de la realidad. El conjunto holandés se caracterizaba por su música instrumental de ambiente, con claros reflejos de la formación académica de cada uno de sus integrantes.
Moving Waves es particularmente un disco para ponerlo de fondo y disfrutar de un ambiente musical suave y hermoso. Sin embargo, el primer corte no es un anuncio fiel de lo que está por venir. “Hocus Pocus” (el tema más conocido del disco y la historia de la banda) ataca con un riff digno de bandas de la talla de Led Zepelling o Deep Purple, y tras un redoble eterno de tambor sorprende con un canto tirolés. Un poco de humor (con un virtuosismo envidiable), sólo eso, para darle paso después a una obra bien pensada y ejecutada.
Son sólo seis canciones las que componen el Long Play, pero 40 los minutos para disfrutar (vale aclarar que “Eruption”, el último corte, dura 23). Más de media hora en la que se puede apreciar una exquisita composición y una ejecución de primer nivel.
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