Se necesitan dos para hablar, uno para escuchar y muchos para vivir.
Las montañas pierden su magnitud y aunque intimiden por su tamaño, se hacen pequeñas ante otra gran belleza.
El mundo hippie, hoy bien llamado artesanos, llegó al Bolsón en los años `70 y es el que más se destaca en las tierras patagónicas.
Sus rostros rústicos y sus pelos sin peinar, sus vinchas de flores y sus atuendos tan peculiar sobresalen en la Comarca Andina.
Colores…verdes, rojos, amarillos…, esos son sus colores…, los que acompañan el paisaje, se unen al paisaje.
Yo digo que ellos, los artesanos, son los más lindos del lugar, porque ellos no caretean, ellos viven y dejan vivir: porque son trabajadores de ley, amantes de la naturaleza y músicos también.
Si pretendes encontrar tu lugar y no sabes por donde empezar, crúzate con un artesano, transmiten buena energía y esa paz que se necesita para volver a empezar.
Por Mariana Burgio
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