martes, 4 de enero de 2011

Personaje de su propia ficción


Lo infantil tiende a morir ahora pero no por ello entro en la adultez definitiva. El miedo es demasiado fuerte sin duda. Pero aceptar ser una mujer de 30 años... Me miro en el espejo y parezco una adolescente. Muchas penas me serían ahorradas si aceptara la verdad”, así escribía la poeta Alejandra Pizarnik ( 29 de abril de 1936 - 25 de septiembre de 1972), poniendo las voces de las mujeres en sus papeles tan perfectamente redactados.
Su recurrente conflicto interno, la seducción que por igual le generaban la vida y la muerte, hicieron milagros de la pluma de esta escritora ruso-judía argentina, convirtiéndola en una de las más admiradas de su tiempo hasta ahora.
Dentro de su silueta ágil, pequeña, cubierta de un pelo corto rubio y guiada por unos ojos claros llenos de deslumbramiento y travesura, Alejandra jugó a convertirse en reportera. Hasta llegó a asistir al Festival de Cine de Mar del Plata de 1955. Pero la experiencia periodística queda apartada en beneficio de otras inquietudes.

Yo no se de pájaros,
no conozco la historia del fuego. 
Pero creo que mi soledad
debería tener alas. 
(letra y dibujo de A. Pizarnik)


En el desván sentimental de Alejandra, ni la pintura, ni los dibujos, ni la poesía bastan como terapia. “En el fondo —escribe el 25 de julio de 1965— yo odio la poesía. Es, para mí, una condena a la abstracción. Y además me recuerda esa condena. Y además me recuerda que no puedo hincar el diente en lo concreto. Si pudiera hacer orden en mis papeles algo se salvaría. Y en mis lecturas y en mis miserables escritos. Es entonces que experimenta el breve y peligroso fenómeno psicodélico de las anfetaminas. También cura el dolor con analgésicos y frecuenta los somníferos para escapar de la vigilia nocturna. El debate sobre si la escritora cometió un suicidio o simplemente erró la dosis, podría ser anecdótico, pero contado en una literatura perfecta de cuento, donde ella resulta la protagonista de su propia ficción.

Por Ivonne Guevara


1 comentario:

  1. una poeta fuera del tiempo y la realidad. inimaginablemente bella.

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