“Dejen de grabar y sacar fotos, disfruten del show”, eso dijo Pedro luego de la quinta o sexta canción. Tiene razón, es por eso que nuestra nota no tiene fotos del recital. Dejando la tecnología de lado, el encuentro del domingo pasado en La Moreno (Bernal, provincia de Buenos Aires) fue emotivo, una muestra de talento y de ese no se qué que tiene y transmite Aznar que hace poner la piel de gallina por momentos. Las canciones no fueron sólo de Quebrado, su última placa discográfica, sino que el repertorio surgió de una elección de diferentes discos y algunos covers como “While my guitar gently weeps” de The Beatles o “Media Verónica” de Calamaro. Tras unas palabras muy emotivas surgió un merecido y profundo homenaje a La Negra Sosa, Pedro toco y a todos se nos pusieron los ojos llorosos y se nos abrió el alma. Solo ante un teatro lleno, pasó por varios instrumentos dando lugar al tan ansiado momento en que toca el bajo con un destornillador, un clásico en sus shows.
Por su parte, la escena, más allá del cambio geográfico, siempre es igual. Pedro lleva a cabo sus recitales, toca, canta y su público lo escucha atentamente, literalmente "no vuela una mosca". Es un espacio de reflexión, de pensar, de paz. Un ambiente que pocos músicos pueden lograr. Frases sabias de la vida, reflexiones profundas que nos cuestionamos muchas veces y, como diría su amigo Charly, música del alma.
NOTA: Pedro anunció que su próximo disco estará conformado por canciones que toca en los recitales y que aUn no forman parte de su discografía.
Por Karina Crulcich
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