En Soda fue acunado y aclamado no sólo por un país, sino además por una Latinoamérica perpleja a la que conquistó con holgura allá por los ‘80. Un músico para muchos excepcional. Pero como todo tiene un comienzo, este cuento real nace el 11 de agosto de 1959 en Capital Federal. La cuna mecía a un niño bautizado Gustavo Adrián Cerati Clark.
Desde los nueve años su amor por la música se hacía sentir, aprendiendo los primeros acordes. Tres agostos después, ya tenía su primer grupo con el que hacía presentaciones animando fiestas. Su liderazgo nato ya vislumbraba que no sería simplemente uno más. La historia de su arte, que de más estaría explayarla aquí, pues no caben tantas palabras en tan pocas líneas, no hace falta comentarla. ¿O acaso algún desprevenido no sabe de quién se trata?.
Sin embargo, por alguna razón estúpida de esas que dividen al rock y más allá del talento demostrado, algunos han creado una rivalidad que nada tiene que ver con este mundo creativo. ¿Desde cuando el rock utilizó banderas para enemistar a los artistas? ¿Por qué uno tendría que elegir ser Redondito o Soda Stereo?. Qué pregunta inútil.
Hoy, su corazón se lo debaten como un gran premio el Cielo y la Tierra. Delicada situación de quien no se quiere desprender de su gente y se aferra con tesón a la que todo le dio. ¿Por qué ella pone en duda su continuidad? ¿Por qué nos aterra con la posibilidad que ningún melómano quiere imaginar? ¿Por qué la vida es tan confusa en horas decisivas?. Quizás nadie pueda responder y nada quede por decir. Lo cierto es que la sala de espera está llena y lo único que deseamos es que el doctor aplaque nuestra inquietud con una sonrisa. Sólo así, todo volverá a la normalidad.
Desde los nueve años su amor por la música se hacía sentir, aprendiendo los primeros acordes. Tres agostos después, ya tenía su primer grupo con el que hacía presentaciones animando fiestas. Su liderazgo nato ya vislumbraba que no sería simplemente uno más. La historia de su arte, que de más estaría explayarla aquí, pues no caben tantas palabras en tan pocas líneas, no hace falta comentarla. ¿O acaso algún desprevenido no sabe de quién se trata?.
Sin embargo, por alguna razón estúpida de esas que dividen al rock y más allá del talento demostrado, algunos han creado una rivalidad que nada tiene que ver con este mundo creativo. ¿Desde cuando el rock utilizó banderas para enemistar a los artistas? ¿Por qué uno tendría que elegir ser Redondito o Soda Stereo?. Qué pregunta inútil.
Hoy, su corazón se lo debaten como un gran premio el Cielo y la Tierra. Delicada situación de quien no se quiere desprender de su gente y se aferra con tesón a la que todo le dio. ¿Por qué ella pone en duda su continuidad? ¿Por qué nos aterra con la posibilidad que ningún melómano quiere imaginar? ¿Por qué la vida es tan confusa en horas decisivas?. Quizás nadie pueda responder y nada quede por decir. Lo cierto es que la sala de espera está llena y lo único que deseamos es que el doctor aplaque nuestra inquietud con una sonrisa. Sólo así, todo volverá a la normalidad.
Por Carlos David Rodriguez
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