lunes, 28 de octubre de 2013

Influencia

Las hojas son del viento cuando voy de la cama al living y si pienso en mí como la princesa dorada sin dudarlo agarro la balsa y me voy por la ruta 66.

En el camino me cruzo con mariposas de madera y le susurro al viento, dile a la lluvia que Maribel se durmió y Ana no duerme.

Escuchando entre el ruido el fantasma de Canterville me grita: ¡rebelde, soñalo como vos queres! Me río y sigo andando por 11 y 6.

Entro a la casa de arañas y cuando pienso que fue amor ya no rasguño las piedras, comprenda que aunque nada es para siempre en mi corazón iremos eternamente juntos a la par.

Yo vivo en esta ciudad, conozco a todos los caballos blancos y pese a que la vida sea un constante deja vú levanto mi persiana americana y me enfrento mi canción para la muerte.

Te deseo lo mismo extraño ser; saca tu perro andaluz y pasea como ayer nomás por la ciudad de la furia.

Por Mariana Burgio


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Nudos