viernes, 5 de agosto de 2011

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Ahí estaba el alumno, compenetrado en la pantalla diminuta de un celular (uno de los más nuevos que hay según tengo entendido) mientras el profesor dictaba lleno de regocijo su clase. Regocijo que se hundió en la más inmensa furia al ver esos dedos moviéndose a mil por hora para redactar algún mensaje, mail o lo que fuera que seguramente no cambiaría el mundo. Y tras una pausa de segundos, comenzó con una nueva explicación:

“¿Saben por qué se llama Black Berry esas cosas?”, pregunta que jamás esperó una respuesta en realidad. “Black Berry se les decía a las bolas negras que le ponían a los esclavos en Estados Unidos, se las ataban con cadenas en los tobillos. Eso te está esclavizando, nunca mejor puesto un nombre”.

Más allá de la veracidad de este comentario (de la cual dudo fuertemente), instantáneamente llegó a mi el recuerdo de un minicuento de Julio Cortázar. 


PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca.
Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.



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