LOS GARDELITOS |
El Club San Miguel, ubicado en Ángel D’Elía 1360, se llenó este Domingo 24 de Abril para despedir las Pascuas con un poco de rock and roll. Pasadas las 21.30hs. los más audaces comenzaban a treparse para colgar sus banderas. El buffet ya se hacía un festín gracias a la participación de la gente no acostumbrada a la garganta seca. Media hora después, un tango de Carlos Gardel tomó el sonido del escenario cuando las luces se apagaron y el público enloqueció al ver que unas sombras de traje y sombrero tomaban sus posiciones. Los Gardelitos, que siguen la metodología de hacer recitales a beneficio en barrio donde se presente, salió al ruedo y una vez más el espíritu de Korneta Suárez estalló dejando su alma en el aire.
Poco más de dos horas de show incluyeron absolutamente todos los clásicos de la banda que no paró ni un segundo hasta los bises. Dueños del poder, Cobarde para amar, No puedo parar mi moto, Y todavía quieren más, El Comandante Marcos, La constelación de la virgen, Amando a mi guitarra, llámame, Volveré en tus ojos, Corazón bailando al viento, Anabel, Envuelto en llamas, Los chicos de la esquina, Nadie cree en mi canción, Monoblock, Los Querandíes y Gardeliando fueron sólo algunos de los temas que sonaron con una nitidez que demarca la madurez de una banda consagrada por la fidelidad de los seguidores que viven atentos a sus pasos.
LA MOCOSA |
La fiesta había comenzado, sin embargo, mucho antes con la presentación de los invitados: La Última Seca, cuya voz del cantante es un símil de Gustavo “Chizzo” Napoli de La Renga, y La Mocosa, un grupo en ascenso que hace más de 10 años que viene pidiendo pista de la mano de temas como Viejo sabio, Blues que me condena y Sucios recuerdos.
La familia y el piberío disfrutaron de una noche única en su propio barrio. Vale aclarar que el precio del evento era $ 25, más un alimento no perecedero para ayudar al comedor del lugar y que movidas como esta son promovidas por Los Gardelitos desde sus comienzos, cuando Korneta Suárez era su líder y acostumbraba a tocar en las villas argentinas haciendo beneficencia. Un claro ejemplo de uno de esos grupos distintos. Será por ello que todavía resuena en el cielo un cantito eterno: “Korneta no se murió, Korneta no se murió, está tocando con Pappo para los pibes de Cromañón”.
Por David Rodríguez
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