Dinosaurios. Así se sienten tantos (incluso jóvenes) al sintonizar las radios más populares y sentirse defraudados una vez más. La simpleza musical o letrística no es pecado, ni debería serlo, pero cuando se convierte en la única opción acaba por saturar a los pocos buscadores de lo innovador.
Hoy lamentablemente el rock no escapa a esta realidad y obliga a los “dinosaurios” a revolver en décadas anteriores. Sin embargo, la rendición temprana es un grave error. La escena musical actual cuenta con varios oasis jurásicos, y el metal es uno de ellos.
Son muchos los que acusan al género de “no transmitir sentimientos”, quitándole su carácter de arte. Esto se debe en gran medida a los vicios que tiene el estilo como la distorsión, el doble pedal, el falso virtuosismo traducido en solos de guitarra con veinte notas por segundo… Pero a los opositores del metal el árbol les tapó el bosque.
La realidad es que ha heredado varios aspectos del rock de la década de los 70, desde su armonía hasta los ritmos complejos de muchos de sus subgéneros. De hecho, muchos de los amantes del rock progresivo debieron cobijarse en el metal para darle vida a sus canciones inspiradas en las audiciones de Génesis, ELP, Yes, King Crimson, Crucis y tantos otros.
Sin embargo el simple hecho de ser metal no los convierte automáticamente en un sonido novedoso. Son muchos los subgéneros del estilo (quizá demasiados considerando las estrechas diferencias entre algunos) y no todos buscan la misma calidad musical o letrística. Simplemente es cuestión de sumergirse un poco en sus aguas y buscar con decidida convicción. Dream Theater, Nightwish, Therion, Rhapsody, Angra, entre tantos otros, son créditos para no rendirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nudos